Menos miedo, más fe

Con una época llena de cambios globales, giros económicos inesperados, predicciones de crisis y escenarios abismales que se nos pintan, parecería más factible y rentable convertirnos en “youtubers” que emprender o innovar en un negocio.

La realidad es que nunca ha habido un momento indicado para ser emprendedor o empresario, y es que la vida del emprendedor es de supervivencia y siempre había sido complicada, pero pareciera que hoy nos han robado hasta el botiquín de primeros auxilios.

Emprender o dirigir una empresa es un deporte extremo, una decisión de valientes y de aquellos que la palabra “miedo” tiene una connotación diferente al 94% de la población restante..

El miedo y la preocupación ha sido uno de los más grandes males de la humanidad. Nubla la percepción, paraliza y nos pone a la defensiva. Esa susceptibilidad a sentir miedo es el pan de cada día de nosotros, las Pymes, pero no significa que no lo tengamos, al contrario, lo aceptamos, lo entendemos y lo enfrentamos.  Y es que, si nos ponemos a pensar en todos los problemas que se atraviesan en nuestras empresas día a día, cualquiera que no esté acostumbrado podría paralizarse.

Que el miedo no nos detenga.

Para poder ponernos la capa de líderes de nuestras empresas, es necesario rebelarnos contra el miedo y desafiarlo en cada decisión, y hasta armarnos una revolución en nuestra forma de pensar de ser necesario.

Dejar que nuestra mente sea envuelta por el miedo  puede volverse una pesadilla de nuestro crecimiento, nuestra capacidad de innovar y de tomar decisiones prácticas y oportunas. Si nuestro viaje empresarial es para construir y ser libres, ¿Por qué dejamos que el miedo nos paralice, y nos robe la energía de nuestras ideas para solo pelear contra él?

El miedo déjalo de lado, no se lucha contra él, esa es una verdad universal. Lo que se hace es entender sus causas y sus orígenes, y redireccionarlas. Es momento de cambiar la preocupación por la acción, y ser conscientes de que para seguir creciendo debemos cambiarnos el chip para empujarnos a tomar decisiones y no dejarnos paralizar, empujarnos a actuar con mayor rapidez y claridad. Si sientes miedo, hazlo con miedo, pero hazlo.

La fe mueve montañas, negocios y empresarios.

Hoy más que nunca, se necesita tener fe y ser capaces de tomar decisiones para salir adelante. Y aunque la intuición es una de nuestras mejores habilidades, si logramos combinar esa intuición con datos comprobables y métodos, vamos a lograr no actuar a lo loco, sino saberlas tomar de manera diferente:

è Sé objetivo. Tienes que sumar perspectivas para ver lo que es y no tomar decisiones únicamente desde lo que tú crees que es verdad.

è Oportuna. Análisis también es parálisis, sin duda la planeación y la estrategia hacen la diferencia, pero debes ser despiadado con el cumplimiento de tiempos de cada etapa a fin de no estancarte en el análisis.

è Práctica. Si te esperas a que todo sea perfecto y tengas todo listo ya será demasiado tarde, recuerda más vale listo que perfecto.

è Sustentada. Mata los “yo creo”, “yo siento”, “se me hace que” por datos, hechos y evidencias que reduzcan tu probabilidad de error. Suma datos, información, evidencias y hechos a tu intuición para tomar mejores decisiones.

Más fe

La fe no viene a nosotros mágicamente, debemos poder confiar verdaderamente para poder sentirla. Cuando logras mentalizarte o te rodeas de personas a las que puedes recurrir para resolver de mejor manera tus retos (De marketing, por poner un ejemplo cof, cof), la fe deja de ser una energía mística y se convierte en una sensación de confianza y seguridad.

Porque, más que una simple consecuencia o una variable, el miedo es solo una etapa en nuestro camino, que no seríamos los primeros ni los últimos en sentir. Lo importante sin embargo es cómo lidiamos con él, qué aprendizajes tomamos. Para seguir adelante no se trata únicamente de creer, sino también actuar para que las cosas sucedan.

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