Los bomberos no vendrán

¡CHATPM, COVID! Seguramente esta es la expresión que más de alguno hemos usado a lo largo de ya casi un año de pandemia y confinamiento. El hartazgo y la pesadumbre se apoderaron de ti, de mí y de todos desde que esto comenzó.

El terrible deseo de mandar todo al carajo no es para menos, no señor. Las nefastas consecuencias de esta pandemia han golpeado no sólo al mundo entero y sus economías, pero más que el bolsillo, nos ha golpeado el corazón. Perdimos seres queridos y con ellos se fue nuestra vida de antes,  obligándonos a seguir existiendo pero en una realidad desconocida y casi apocalíptica en la que todos hemos sido puestos a prueba y el más claro ejemplo de esto, es hasta el día de hoy, el personal médico.

Y como si eso no bastara, la salud de las PyMES es también devastadora y de su futuro, ya mejor ni hablemos. La verdad es que se trata de un escenario bastante triste pero que a pesar de todo, se antoja esperanzador.

 

México querido

 

Pero ubiquémonos en nuestro México. En nuestro país las PyMES representan el 99% de las empresas con más de 4.9 millones de negocios, los cuales generan el 78% de los empleos. Por desgracia, las microempresas no tienen el poder de las grandes compañías para resistir la vorágine de circunstancias como esta y para muestra basta un botón…

De acuerdo a un estudio realizado por el INEGI en 2020 acerca de la demografía de los negocios, se estimó que durante ese año a nivel nacional, alrededor de 1 millón de empresas cerraron definitivamente sus puertas.

Este estudio no contempla para nada la economía informal ni a aquellos emprendedores a los que se les cebó el negocio a causa de la pandemia, si no más bien, da cuenta de aquellos empresarios que ya tienen toda una larga y respetable trayectoria de lucha y esfuerzo para alcanzar una posición en el mercado que les permita seguir creciendo y generar más empleos.

Nos referimos a esos empresarios que cada mes hacen hasta lo imposible por mantener las nóminas de su gente, por cumplirle a sus proveedores, por pagar a tiempo sus créditos y por si fuera poco, también luchan incansablemente por mantenerse al día con sus obligaciones fiscales, que dicho sea de paso, no perdonan a nadie.

De apoyos, ni hablemos. Pura exigencia y cumplidera de obligaciones que lo único que nos da es algo entre la náusea y la tristeza. Bajo este contexto de cero apoyo y total inestabilidad, más que entristecernos por el futuro, lo que da es pánico por tanta incertidumbre.

 

Bonito León, Guanajuato

 

Si bien, la región Bajío concentra una gran cantidad de empresas de gran tamaño, su origen y enfoque exportador hacen que los números puedan ser engañosos.

A diferencia de las grandes ciudades como Guadalajara, Ciudad de México, Monterrey o Querétaro, en nuestro Bonito León, Guanajuato aún no hay presencia de grandes compañías nacionales que le den la fuerza o la misma proyección que a esas ciudades, por el contrario, aquí la economía está formada por una gran cantidad y variedad de pequeñas y medianas empresas.

Sin duda eso habla del gran espíritu emprendedor de la ciudad que le da la fuerza para posicionarse como una de las regiones más prometedoras del país, pero otro lado, también muestra una cara muy vulnerable de la economía, que obliga a los empresarios locales a pensar en estrategias de desarrollo e innovación que les permitan enfrentar una nueva realidad, un mundo más agresivo y un mercado limitado en la demanda, pero saturado en competencia.

Sin embargo, a pesar de su fuerza, en León nos encontramos vulnerables y enfrentamos circunstancias que lo único que exigen es sacar la garra y dar todo el corazón para salir victoriosos de este incendio que al parecer no lo apaga nada.

 

Así las cosas…

 

De acuerdo a un reciente reporte de la Cámara Nacional de Comercio Léon (CANACO) En nuestra ciudad ya cerraron el 7% de los comercios a causa esta crisis sanitaria, lo que significa que para ser exactos al menos 210 negocios de distintos giros ya cerraron sus puertas definitivamente.

La CANACO también reportó que en 2020 las ventas cayeron 40% en comparación con las registradas en 2019.

Pero esto no termina aquí, si le sumamos la ausencia de eventos importantes que generaban una gran derrama económica local como la Feria Estatal y el muy conocido Festival Internacional del Globo,  y que seguimos en semáforo rojo hasta quien sabe cuándo, tenemos frente a nosotros un panorama poco alentador.

 

Los bomberos no vendrán

 

Los bomberos no vendrán.  Es decir, las PyMES estamos solos en esto (se tenía que decir). Como empresarios, es momento de abandonar toda esperanza de rescate por parte del gobierno o cualquier otra entidad. Ningún bombero vendrá a rescatarnos.

Estamos solos pero también estamos juntos en esto y sólo el esfuerzo común, nuestra resiliencia y las decisiones tomadas con inteligencia son lo que nos darán la fuerza para salir (un poco chamuscados) pero vivos de esta quemazón.

Todas las cosas pasan. Ya lo dice el viejo y conocido refrán “No hay mal que dure 100 años ni tarugo que lo aguante”. ¿O cómo era? Como sea, el caso es que NPI de para cuándo se terminará esto, unos dicen que en dos otros que en cinco años, pero la verdad es que a ciencia cierta no se sabe.

Lo que sí sabemos, es que es momento de hacerle honor al lema que ha abanderado a nuestra ciudad desde hace más de cuatrocientos años “El trabajo todo lo vence”, pero ahora es necesario hacerlo diferente, porque en esta nueva normalidad el esfuerzo no es suficiente, es necesario agregarle una buena dosis de vitaminas adicionadas con creatividad, inteligencia e innovación.

Ya nada es igual, lo dijimos al principio de esta lectura y es algo que todos ya sabemos. Por eso estamos obligados a cambiar nuestra manera de luchar para permanecer vigentes y relevantes en el mercado y nuestra industria.

Es momento de hacer las cosas de manera diferente, es momento de de reinventar el mundo y reinventarse. Ya bien lo dijo Julio Cortázar “sacarlo de sus casillas, definirlo de nuevo y mejor”.

Después de la tormenta viene la calma y por supuesto que llegaremos a tierra firme luego de esta incendiaria tormenta llamada COVID-19, pero hacerlo en equipo es la clave para lograrlo, es momento de actuar en comunidad.

Y sí, ¡CHATPM, mil veces COVID! Nos jodiste la vida, los cumpleaños y el changarro, pero ahora va la nuestra; una de cal por las que van de arena. ¡Agárrate!

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